Suena lejano un piano. O tal vez no tan lejano. Al fin y al cabo sale el sonido de los altavoces de mi ordenador.
Pero en estos momentos todo me es .... irreconocible. De noche no me viene el sueño hasta tarde. Mis sueños son aventuras donde acabo herida o muerta. El día pasa deprisa. Los pensamientos se pisan unos a otros sin dejarme ver con claridad.
Oh no, no me estoy quejando, no penseis mal. Solo estoy describiendo.
A ratos me siento como una niña descubriendo un nuevo mundo. Un cielo azul, una brisa calida, un sol radiante, miles de olores de flores, miles de comversaciones, miles de colores... Todo es sorprendente y nuevo.
A ratos me siento sola. Muy sola. Inservible para el resto del mundo. Total... ¿ya qué más da, verdad?
Y a ratos sale mi parte luchadora que se niega a creer la frase de arriba. ¿Acaso tengo que contentar a todo el mundo? Es una pregunta que siempre me he hecho...y que siempre he intentado llevar a cabo. Ardua tarea....y que no sirve de nada. Porque cuanto más das, más se pide y menos se ve... Sí, sí, también debería darme cuenta para mí misma.
La clave esta en aceptar. Pero...¿y lo que cuesta?
Así que: no voy a pedir nada. Si llega algo, bienvenido sea. Si no llega nada, no debe importarme, al fin y al cabo, nada estaba esperando.
Pero me sigue rondando la pregunta de "en quien confiar"... supongo, que como todo, el tiempo dirá.
¿El titulo?... si no tengo paciencia conmigo misma ...no me entenderé jamás...y dado que al mundo en sí no lo entiendo...prefiero entenderme a mi misma que no entender nada.
Ya veis, no llego a ser tan tonta como parezco.
Una ultima frase: Qué bien huelen los pinos cuando el sol los calienta. =]