Los dos reyes salieron de la gran sala. Rodearon el edificio y entraron en otro. Una gran mesa de cerezo se extendía por toda la habitación. Solo había dos sillas a cada extremo. Felipe cruzó la habitación y se sentó en la silla más lejana a la puerta. Rodrigo imitó a su primo sentándose en la silla opuesta. Un sirviente entró en la habitación y susurró algo al oído de Felipe. Éste movió afirmativamente la cabeza con una sonrisa traviesa. El sirviente palmeó dos veces seguidas. Una muchacha de piel oscura salió de otra habitación. Movía sus caderas al son de la música que sonaba detrás de ella. Sus brazos y sus tobillos estaban desnudos y eso provocaba al rey. Aunque los movimientos de la muchacha eran sensuales, sus negros ojos no decían nada. Su cara no expresaba nada. Los dos reyes miraban absortos como la bailarina se subía a la mesa. Mientras danzaba se iba acercando a Felipe. La música cambió a un ritmo más lento y una melodía más grave inundaba el comedor. La bailarina se inclinó ante el rey y le acarició con suavidad la cara. Parecía que el rey iba saltar a la mesa cuando el sirviente aplaudió de nuevo. Siete muchachas salieron de la misma habitación por donde había salido la primera. Iban vestidas de igual manera que la otra. La música cambiaba con rapidez. Primero percusión lenta, luego más rápida acompañada de la sensual melodía de la corneta… En unos instantes los dos reyes estaban rodeados de preciosas y jóvenes muchachas que bailaban sin descanso.
-¡La noche es larga!-dijo Felipe.
-Bebamos pues.-ambos reyes cogieron sus copas, que estaban a rebosar de vino, y bebieron hasta saciarse.
Los rayos del sol despertaron a Rodrigo. Dos de las bailarinas estaban tumbadas juntó a él en el suelo del comedor. Las apartó con los pies mientras las miraba con asco. Se acercó dando tumbos hasta su primo. Le agarró del hombro y lo zarandeó. Pero Felipe seguía dormido. Entonces se agachó y susurró al oído su nombre. Felipe hizo una mueca y entreabrió los ojos.
-Ya ha amanecido.-informó.
El rey sonrió enseñando sus amarillos dientes.
-Ha sido una noche muy corta, creo yo.-dijo incorporándose.
-Tu aliento huele demasiado a alcohol.-Rodrigo se apartó rápidamente del camino de Felipe.
-Nunca se bebe demasiado.
-¿Tus soldados están preparados?
-No lo sé. Ahora miro.-dijo bostezando.
Subió las escaleras que se encontraban a la derecha. En el piso de arriba había un balcón, donde al asomarse uno podía ver a los soldados. El rey salió al balcón. Pocos soldados estaban despiertos.
-Atención.-gritó el borracho rey.-Hoy partiréis al valle de las cinco montañas.-bostezó otra vez mientras algunos soldados discutían sobre la nueva marcha.-Hoy serviréis al rey Rodrigo. Os quiero ver a todos en la entrada principal de la ciudad.
El rey volvió al comedor bostezando.
-Los soldados te están esperando en el muro.
Rodrigo salió de la habitación y se dirigió al establo. Abrió la gran puerta de roble y oyó los relinchos de los caballos reales. Bellos corceles de diversas razas ocupaban el establo. Caballos que el rey no utilizaba. Rodrigo cruzó el establo en busca de su caballo. Un relincho sonó con fuerza a su izquierda. El caballo lo estaba esperando. El rey lo montó con parsimonia. Una vez bien sentado Rodrigo dio una patada al nervioso caballo que, galopó con rapidez. Bajaron la cuesta y atravesaron el pueblo a gran velocidad. Las casas eran manchas borrosas a los ojos del rey. Enseguida llegaron a la entrada principal. La tropa estaba esperando.
martes, 11 de noviembre de 2008
lunes, 10 de noviembre de 2008
El Dolor de una Guerra II
El rey pasó parte del día por el campo de batalla, observando los angustiados rostros de los milicianos. Su rostro no reflejaba sentimiento alguno, solo era una batalla que había perdido, ya ganaría otra.
Antes de que el sol se ocultara el rey había encontrado su caballo y galopaba velozmente al castillo de su primo. Aunque el caballo estaba cansado el rey no dejó que aminorara el paso. Quiso coger un atajo y se metió en un bosque. Las ramas de los árboles rasgaban la cara y la vestimenta del rey. El ulular de un búho asustó al rey quien dio una patada en el costillar al caballo haciendo que relinchara y galopara más rápido.
La cerrada noche ocultaba al rey haciendo de él y de su caballo una sombra.
Enseguida pudo vislumbrar las antorchas que alumbraban la puerta que daba paso a la cuidad de su primo. Cuando quedaron pocos metros para llegar a la muralla tiró con fuerza de las riendas y el caballo se quedó quieto. El animal empezó a andar muy lentamente.
-Abrid en nombre de Rodrigo, rey de la comarca más próxima, primo de vuestro rey.
Los guardianes abrieron la pesada puerta mientras que Rodrigo dirigía a su agotado corcel. El caballo fue paseando por la gran ciudad metiéndose por calles más estrechas según la orden de su amo.
Los niños correteaban alrededor del animal, se reían y jugaban. Mientras sus padres vigilaban a sus hijos. Una pequeña se cayó delante del caballo que relinchó y se encabritó. El rey tiró con más fuerza de las riendas y el animal retrocedió unos pasos.
-Ten cuidado.-dijo con enojo a la pequeña que estaba llorando.-Has asustado al caballo.
Su madre fue corriendo en su busca.
-Y usted señora, vigile mejor a su hija.
La mujer frunció el entrecejo, se giró y se metió en su casa.
El rey mandó al animal que siguiera caminando. Enseguida llegaron a la cuesta que ascendía al castillo. Con un paso más acelerado el caballo subió hasta llegar a unas escaleras. El rey desmontó y dio las riendas a un soldado que lo metió en la cuadra real. El rey subió las escaleras lentamente. Llegó a la puerta principal y los guardias le dejaron pasar. Una gran sala con cuatro pilares, dos a un lado y dos al opuesto, se abría ante él. Al fondo de la sala tres escaleras llevaban al trono donde no había nadie. En una habitación cuya puerta estaba oculta se encontraba el primo de Rodrigo con una aldeana joven. Los gritos y sollozos de la muchacha atravesaron la pared. De repente se abrió la puerta escondida y salió corriendo la joven muchacha, empapada en lágrimas y con el vestido rasgado. Tras unos segundos salió Felipe, el primo de Rodrigo.
-Chica tonta…-murmuró.- ¿Quién te hará más feliz que yo? ¿Quién te puede dar todo lo que tu desees?-gritó, pero la muchacha no le había oído. Estaba bajando la cuesta tan rápido como sus piernas la permitían.
Felipe se dio cuenta de la presencia de Rodrigo. Lentamente se sentó en su trono.
-Volverá.-aseguró a Rodrigo.-Esas chicas parecen duras, pero al final se dan cuenta de que me desean.-dijo sonriendo, pasándose la lengua por los labios.- ¿A qué has venido?-preguntó tras un rato, sin dejar de mirar la puerta principal por la que se había ido la muchacha.
-He perdido la batalla.
-Ya me imaginaba que con ese ejército no ibas a llegar muy lejos.-dijo mientras se acariciaba el mentón.- ¿Dónde ha sido la batalla?
-En el valle de las cinco montañas.
-Donde la leyenda…-dijo riendo con ironía.-Al final será cierta, todo el que lucha allí muere.-dijo con sarcasmo, levantando las manos.
-Sí…-Rodrigo también rió.
-Pero ya sabes cual es nuestra forma de actuar cuando se pierde la batalla. Hay que luchar en el mismo lugar hasta que se gane.-dio con el puño cerrado en el brazo del asiento.-Hoy pasarás la noche en el castillo y mañana saldrás con la milicia hacia el valle. Espero que te sean más útiles que tus soldados.-el rey se levantó del asiento y abrazó con fuerza a su primo. Después alargó el brazo y Rodrigo se inclinó y besó el anillo de oro.
-Vamos, hoy daré una fiesta en honor a tu próxima victoria.-dijo arrastrándolo por la sala.
A la derecha del trono había una puerta vieja. Unos ricos olores atravesaban esa puerta a diario. Felipe golpeó la puerta con su bastón de oro y zafiros. Enseguida apareció al otro lado un niño pequeño con la ropa rota y sucia.
-¡Isabel!-gritó enfurecido el rey.-Te he ordenado que no traigas a tu hijo a la cocina, ¿no se puede quedar en tu casa?
Una mujer joven apartó al niño de la puerta.
-Mi señor, su padre está trabajando.-dijo con ligera sutileza.-No le puedo dejar solo en la casa.
-¿Por qué no?-gritó enojado.
Isabel lo miró como si lo viera por primera vez.
-Si ejercierais como padre que sois, quizás no tendría que traerlo conmigo.
-¿Quién te crees que eres, esclava?-dijo. Abrió la puerta de golpe, y abofeteó a Isabel ante la mirada del niño, su hijo Persicio. Después cerró con fuerza la puerta. Un hombre fornido se acercó a Isabel y la ayudó a levantarse. Ella lloró y suspiró entrecortadamente sobre el hombro del hombre. Mientras, él acariciaba el sedoso pelo de ella tranquilizándola.
....la proxima, más...se acerca un momento "sensual"
Antes de que el sol se ocultara el rey había encontrado su caballo y galopaba velozmente al castillo de su primo. Aunque el caballo estaba cansado el rey no dejó que aminorara el paso. Quiso coger un atajo y se metió en un bosque. Las ramas de los árboles rasgaban la cara y la vestimenta del rey. El ulular de un búho asustó al rey quien dio una patada en el costillar al caballo haciendo que relinchara y galopara más rápido.
La cerrada noche ocultaba al rey haciendo de él y de su caballo una sombra.
Enseguida pudo vislumbrar las antorchas que alumbraban la puerta que daba paso a la cuidad de su primo. Cuando quedaron pocos metros para llegar a la muralla tiró con fuerza de las riendas y el caballo se quedó quieto. El animal empezó a andar muy lentamente.
-Abrid en nombre de Rodrigo, rey de la comarca más próxima, primo de vuestro rey.
Los guardianes abrieron la pesada puerta mientras que Rodrigo dirigía a su agotado corcel. El caballo fue paseando por la gran ciudad metiéndose por calles más estrechas según la orden de su amo.
Los niños correteaban alrededor del animal, se reían y jugaban. Mientras sus padres vigilaban a sus hijos. Una pequeña se cayó delante del caballo que relinchó y se encabritó. El rey tiró con más fuerza de las riendas y el animal retrocedió unos pasos.
-Ten cuidado.-dijo con enojo a la pequeña que estaba llorando.-Has asustado al caballo.
Su madre fue corriendo en su busca.
-Y usted señora, vigile mejor a su hija.
La mujer frunció el entrecejo, se giró y se metió en su casa.
El rey mandó al animal que siguiera caminando. Enseguida llegaron a la cuesta que ascendía al castillo. Con un paso más acelerado el caballo subió hasta llegar a unas escaleras. El rey desmontó y dio las riendas a un soldado que lo metió en la cuadra real. El rey subió las escaleras lentamente. Llegó a la puerta principal y los guardias le dejaron pasar. Una gran sala con cuatro pilares, dos a un lado y dos al opuesto, se abría ante él. Al fondo de la sala tres escaleras llevaban al trono donde no había nadie. En una habitación cuya puerta estaba oculta se encontraba el primo de Rodrigo con una aldeana joven. Los gritos y sollozos de la muchacha atravesaron la pared. De repente se abrió la puerta escondida y salió corriendo la joven muchacha, empapada en lágrimas y con el vestido rasgado. Tras unos segundos salió Felipe, el primo de Rodrigo.
-Chica tonta…-murmuró.- ¿Quién te hará más feliz que yo? ¿Quién te puede dar todo lo que tu desees?-gritó, pero la muchacha no le había oído. Estaba bajando la cuesta tan rápido como sus piernas la permitían.
Felipe se dio cuenta de la presencia de Rodrigo. Lentamente se sentó en su trono.
-Volverá.-aseguró a Rodrigo.-Esas chicas parecen duras, pero al final se dan cuenta de que me desean.-dijo sonriendo, pasándose la lengua por los labios.- ¿A qué has venido?-preguntó tras un rato, sin dejar de mirar la puerta principal por la que se había ido la muchacha.
-He perdido la batalla.
-Ya me imaginaba que con ese ejército no ibas a llegar muy lejos.-dijo mientras se acariciaba el mentón.- ¿Dónde ha sido la batalla?
-En el valle de las cinco montañas.
-Donde la leyenda…-dijo riendo con ironía.-Al final será cierta, todo el que lucha allí muere.-dijo con sarcasmo, levantando las manos.
-Sí…-Rodrigo también rió.
-Pero ya sabes cual es nuestra forma de actuar cuando se pierde la batalla. Hay que luchar en el mismo lugar hasta que se gane.-dio con el puño cerrado en el brazo del asiento.-Hoy pasarás la noche en el castillo y mañana saldrás con la milicia hacia el valle. Espero que te sean más útiles que tus soldados.-el rey se levantó del asiento y abrazó con fuerza a su primo. Después alargó el brazo y Rodrigo se inclinó y besó el anillo de oro.
-Vamos, hoy daré una fiesta en honor a tu próxima victoria.-dijo arrastrándolo por la sala.
A la derecha del trono había una puerta vieja. Unos ricos olores atravesaban esa puerta a diario. Felipe golpeó la puerta con su bastón de oro y zafiros. Enseguida apareció al otro lado un niño pequeño con la ropa rota y sucia.
-¡Isabel!-gritó enfurecido el rey.-Te he ordenado que no traigas a tu hijo a la cocina, ¿no se puede quedar en tu casa?
Una mujer joven apartó al niño de la puerta.
-Mi señor, su padre está trabajando.-dijo con ligera sutileza.-No le puedo dejar solo en la casa.
-¿Por qué no?-gritó enojado.
Isabel lo miró como si lo viera por primera vez.
-Si ejercierais como padre que sois, quizás no tendría que traerlo conmigo.
-¿Quién te crees que eres, esclava?-dijo. Abrió la puerta de golpe, y abofeteó a Isabel ante la mirada del niño, su hijo Persicio. Después cerró con fuerza la puerta. Un hombre fornido se acercó a Isabel y la ayudó a levantarse. Ella lloró y suspiró entrecortadamente sobre el hombro del hombre. Mientras, él acariciaba el sedoso pelo de ella tranquilizándola.
....la proxima, más...se acerca un momento "sensual"
sábado, 8 de noviembre de 2008
El Dolor de una Guerra
...creo que era para un concurso...otro de los miles de cuentos que he empezado y no he terminado...asi que, si lo quereis leer bien, sabed que no tiene final...
-¡Atad a los perros!
-Los perros están muy nerviosos, mi señor.-le informó un soldado a su rey.- ¿Mi señor?
En los ojos del rey se veía reflejada la fogata en el centro del campamento militar.
Estaba pensativo, sabía muy bien aquella leyenda, pero hasta ahora no se sabía nada sobre su realismo. En seguida lo descubriría.
Los perros enloquecidos no dejaban de ladrar, de sus bocas salía el vapor hacia la fría noche. Los soldados parecían contagiarse de esa misma locura corriendo de un lado a otro sin sentido. Sus armaduras oxidadas crujían a cada paso.
El cielo, antes plagado de estrellas, se había transformado en una noche triste, llena de nubes y neblina. En el valle una brisa helada recorría los cuerpos calientes de los hombres, entumeciéndolos. De vez en cuando se levantaba un violento viento que cortaba la cara del rey. Sus ojos no irradiaban luz o esperanza, se habían vuelto opacos. Y su mente, antes clara, había dejado de pensar en la estrategia, y ahora oía un susurro apacible que lo transportaba a otro lugar, lejos de tensiones, lejos de la muerte. De repente entre el susurro se mezcló la voz del soldado: -¿Mi señor?
-¿Mi señor?
El rey despertó de su soñolencia; miró al soldado a los ojos y en ellos vio el terror que provocaba esa situación.
-Reúne a los soldados.-ordenó el rey. El militar obedeció instantáneamente.
Una bola de fuego surcó con rapidez el cielo. Otras dos bolas hicieron el mismo recorrido. Seguidamente un centenar de bolas alumbraron el cielo. Los soldados miraron instintivamente el fuego. De repente sonaron a la vez percusiones agudas y graves. El sonido provenía de todas partes.
-Mi señor estamos rodeados.-informó el soldado.-Son mayoría.-dijo mientras unas gotas de sudor resbalaban por su frente.
-Soltad a los perros.-dijo impasible.
El soldado corrió hasta los perros y soltó las cuerdas que los ataban. Los animales atravesaron la neblina aullando y gruñendo. El rey los siguió con la mirada hasta que no distinguió a los perros ente la niebla. Entonces se oyeron los gemidos de los animales. Solo regresó uno al campamento. Le habían arrancado una oreja y rajado la tripa. Llegó corriendo a los pies de su amo empapando la hierba de sangre. El soldado se agachó y acarició el lomo del moribundo animal. De sus ojos empañados resbalaron silenciosas lágrimas.
-Solo eran animales.-dijo despectivamente el rey acercándose al soldado.
-No mi señor, eran mi familia.-dijo sin dejar de acariciar al perro ya muerto.
Un millar de flechas atravesaron el campamento hiriendo de muerte a muchos soldados. Tras unos segundos un centenar de flechas atravesaban los cuerpos de más soldados, soldados que no sabían que hacían allí, soldados jóvenes que tenían sueños por cumplir. Los que quedaron vivos pudieron ver como decenas de millares de antorchas atravesaban la niebla y por último sentían un afilado cuchillo en su garganta o en su vientre.
El gruñir de los animales carroñeros despertó al rey. Era el único superviviente. A su alrededor yacían los cuerpos de los soldados. No conocía el nombre de la mayoría, ni tampoco si tenían familia, sueños o ganas de vivir. Caminó torpemente entre los cadáveres. Logró distinguir al soldado cuya familia eran los perros. Estaba encima del único animal que regresó. Todavía tenía la mano sobre el lomo, acariciándolo eternamente.
....mañana más, no tendre nada que poner asi que seguiré subiendo este cuento hasta que se termine
-¡Atad a los perros!
-Los perros están muy nerviosos, mi señor.-le informó un soldado a su rey.- ¿Mi señor?
En los ojos del rey se veía reflejada la fogata en el centro del campamento militar.
Estaba pensativo, sabía muy bien aquella leyenda, pero hasta ahora no se sabía nada sobre su realismo. En seguida lo descubriría.
Los perros enloquecidos no dejaban de ladrar, de sus bocas salía el vapor hacia la fría noche. Los soldados parecían contagiarse de esa misma locura corriendo de un lado a otro sin sentido. Sus armaduras oxidadas crujían a cada paso.
El cielo, antes plagado de estrellas, se había transformado en una noche triste, llena de nubes y neblina. En el valle una brisa helada recorría los cuerpos calientes de los hombres, entumeciéndolos. De vez en cuando se levantaba un violento viento que cortaba la cara del rey. Sus ojos no irradiaban luz o esperanza, se habían vuelto opacos. Y su mente, antes clara, había dejado de pensar en la estrategia, y ahora oía un susurro apacible que lo transportaba a otro lugar, lejos de tensiones, lejos de la muerte. De repente entre el susurro se mezcló la voz del soldado: -¿Mi señor?
-¿Mi señor?
El rey despertó de su soñolencia; miró al soldado a los ojos y en ellos vio el terror que provocaba esa situación.
-Reúne a los soldados.-ordenó el rey. El militar obedeció instantáneamente.
Una bola de fuego surcó con rapidez el cielo. Otras dos bolas hicieron el mismo recorrido. Seguidamente un centenar de bolas alumbraron el cielo. Los soldados miraron instintivamente el fuego. De repente sonaron a la vez percusiones agudas y graves. El sonido provenía de todas partes.
-Mi señor estamos rodeados.-informó el soldado.-Son mayoría.-dijo mientras unas gotas de sudor resbalaban por su frente.
-Soltad a los perros.-dijo impasible.
El soldado corrió hasta los perros y soltó las cuerdas que los ataban. Los animales atravesaron la neblina aullando y gruñendo. El rey los siguió con la mirada hasta que no distinguió a los perros ente la niebla. Entonces se oyeron los gemidos de los animales. Solo regresó uno al campamento. Le habían arrancado una oreja y rajado la tripa. Llegó corriendo a los pies de su amo empapando la hierba de sangre. El soldado se agachó y acarició el lomo del moribundo animal. De sus ojos empañados resbalaron silenciosas lágrimas.
-Solo eran animales.-dijo despectivamente el rey acercándose al soldado.
-No mi señor, eran mi familia.-dijo sin dejar de acariciar al perro ya muerto.
Un millar de flechas atravesaron el campamento hiriendo de muerte a muchos soldados. Tras unos segundos un centenar de flechas atravesaban los cuerpos de más soldados, soldados que no sabían que hacían allí, soldados jóvenes que tenían sueños por cumplir. Los que quedaron vivos pudieron ver como decenas de millares de antorchas atravesaban la niebla y por último sentían un afilado cuchillo en su garganta o en su vientre.
El gruñir de los animales carroñeros despertó al rey. Era el único superviviente. A su alrededor yacían los cuerpos de los soldados. No conocía el nombre de la mayoría, ni tampoco si tenían familia, sueños o ganas de vivir. Caminó torpemente entre los cadáveres. Logró distinguir al soldado cuya familia eran los perros. Estaba encima del único animal que regresó. Todavía tenía la mano sobre el lomo, acariciándolo eternamente.
....mañana más, no tendre nada que poner asi que seguiré subiendo este cuento hasta que se termine
jueves, 6 de noviembre de 2008
quien dijo monotonia?
Los mareos han seguido, para aquellos que no saben a lo que me refiero, ayer me mareé...demasiado. Se me fue la mirada y senti un coskilleo en la parte izquierda de la cabeza mientras sentía como si cayera...por suerte, no caí...Ese fue el más fuerte, despues se repitieron tres veces...
La noche y la mañana la pase bien..animada, sin sentir mareo...hasta las 11 aproximadamente cuando ha vuelto...Tres horas creo que han sido...parte de latin, el recrero...Historia me la he saltado, gracias a Maria por haberme dado chocolate, cafe y coca.cola...creo que me ha ayudado a que no terminara de caerme
juas...
despues tenia literatura...Casilda no ha entendido de mis mareos...La de geo me ha echado la bronca por estar sentada en un banco esperando poder levantarme...sin embargo me ha dicho que llamara a casa desde secretaria...he hablado con mi madre y me ha dicho que podia irme...He ido a clase y recogido mi mochila que pesaba demasiado por lo que casi caigo esta vez, por el peso y la poca fuerza...Dos putas payasas y gilipollas se han reido de mi estado...ojala les suceda algo parecido....otro ha dicho que me he fumado un porro...cerca de secretaria habia un grupo de chicas que han dicho que a ver si estaria embarazada...esto en plan coña...son simpaticas (al menos una de ellas)
El director y koldo han llamado a un taxi...que vergüenza joder...Me ha acompañado una profesora que estaba de guardia...me ha preguntado lo "tipico" que si era porros, que si estaba embarazada (no con esas palabras pero si con ese significado) que si hacia regimen...solo he respondido que si a esto ultimo, pero no es del regimen, como de todo solo que no me lleno el plato hasta rebosar...Asi pues...una vez la proferosa me ha dejado literalmente en la puerta de casa (me ha subido ella la mochila y todo, que simpatica) y tras hablar con mi madre para explicarla que me han traido en taxi por si me caia en el bus, he bajado al ambulatorio. He tenido que esperar algo porque estaban en yo que se que reunion...
Me ha mirado una médica y tras auscultarme, mirarme los ojos, mirarme la vista (no es lo mismo), mirarme la tripa, las cervicales y hacerme andar en linea recta hacia adelante y hacia tras, ha verificado que no me pasa nada...que sera cansancio, no obstante, si sigue ocurriendo esto me haran una analítica
No gracias, no gracias
No quiero que me pinchen y succionen de mi...malditos vampiros ¬¬
y esa ha sido la odisea de esta mañana
La noche y la mañana la pase bien..animada, sin sentir mareo...hasta las 11 aproximadamente cuando ha vuelto...Tres horas creo que han sido...parte de latin, el recrero...Historia me la he saltado, gracias a Maria por haberme dado chocolate, cafe y coca.cola...creo que me ha ayudado a que no terminara de caerme
juas...
despues tenia literatura...Casilda no ha entendido de mis mareos...La de geo me ha echado la bronca por estar sentada en un banco esperando poder levantarme...sin embargo me ha dicho que llamara a casa desde secretaria...he hablado con mi madre y me ha dicho que podia irme...He ido a clase y recogido mi mochila que pesaba demasiado por lo que casi caigo esta vez, por el peso y la poca fuerza...Dos putas payasas y gilipollas se han reido de mi estado...ojala les suceda algo parecido....otro ha dicho que me he fumado un porro...cerca de secretaria habia un grupo de chicas que han dicho que a ver si estaria embarazada...esto en plan coña...son simpaticas (al menos una de ellas)
El director y koldo han llamado a un taxi...que vergüenza joder...Me ha acompañado una profesora que estaba de guardia...me ha preguntado lo "tipico" que si era porros, que si estaba embarazada (no con esas palabras pero si con ese significado) que si hacia regimen...solo he respondido que si a esto ultimo, pero no es del regimen, como de todo solo que no me lleno el plato hasta rebosar...Asi pues...una vez la proferosa me ha dejado literalmente en la puerta de casa (me ha subido ella la mochila y todo, que simpatica) y tras hablar con mi madre para explicarla que me han traido en taxi por si me caia en el bus, he bajado al ambulatorio. He tenido que esperar algo porque estaban en yo que se que reunion...
Me ha mirado una médica y tras auscultarme, mirarme los ojos, mirarme la vista (no es lo mismo), mirarme la tripa, las cervicales y hacerme andar en linea recta hacia adelante y hacia tras, ha verificado que no me pasa nada...que sera cansancio, no obstante, si sigue ocurriendo esto me haran una analítica
No gracias, no gracias
No quiero que me pinchen y succionen de mi...malditos vampiros ¬¬
y esa ha sido la odisea de esta mañana
miércoles, 5 de noviembre de 2008
Bailaré como un indio
Bailaré como un indio
danzas guerreras que me ayudarán.
Cantaré con los mirlos,
mi canto no será estéril jamás.
Que mi voz se perdióy he de ser yo otra vez.
Los momentos más cortos,
todo este tiempo que viví por ti,
son raíces aéreas
que me sostienen impidiéndome caer.
He armado mi paraguas con varas de niebla gris.
Ya preparo mi arco y mi zurrón.
Recuerdo tus promesas como si fuese ayer;
mi parte del camino la haré a pie.
Si mi voz se perdió
volverás a ser yo.
En un bosque de risas,
de cascabeles que me alegrarán,
hallaré en las brisas
sonidos que me enseñen a volar.
Donde el caballo pace la hierba crece mejor,
cuando la estación cambia el ave ha de volar.
Recuerdo las promesas que el tiempo borró,
tu parte del camino la haré yo.
Paremos un momento: quiero oir
la lluvia que empieza a caer.
En este viernes negro ha de llover,
las nubes nos consolarán.
En un bosque de risas,
de cascabeles que me alegrarán,
hallaré en la brisa
sonidos que me enseñen a volar.
Bailaré como un indio
danzas guerreras que me ayudarán.
Cantaré con los mirlos,
mi canto no será estéril jamás.
danzas guerreras que me ayudarán.
Cantaré con los mirlos,
mi canto no será estéril jamás.
Que mi voz se perdióy he de ser yo otra vez.
Los momentos más cortos,
todo este tiempo que viví por ti,
son raíces aéreas
que me sostienen impidiéndome caer.
He armado mi paraguas con varas de niebla gris.
Ya preparo mi arco y mi zurrón.
Recuerdo tus promesas como si fuese ayer;
mi parte del camino la haré a pie.
Si mi voz se perdió
volverás a ser yo.
En un bosque de risas,
de cascabeles que me alegrarán,
hallaré en las brisas
sonidos que me enseñen a volar.
Donde el caballo pace la hierba crece mejor,
cuando la estación cambia el ave ha de volar.
Recuerdo las promesas que el tiempo borró,
tu parte del camino la haré yo.
Paremos un momento: quiero oir
la lluvia que empieza a caer.
En este viernes negro ha de llover,
las nubes nos consolarán.
En un bosque de risas,
de cascabeles que me alegrarán,
hallaré en la brisa
sonidos que me enseñen a volar.
Bailaré como un indio
danzas guerreras que me ayudarán.
Cantaré con los mirlos,
mi canto no será estéril jamás.
martes, 4 de noviembre de 2008
Semos Frikis
lunes, 3 de noviembre de 2008
Alejarme quiero
Bueno...otro más...te voy ganando Trev, de momento solo llevo dolor :)
no tengo mucho que decir...solo dejaré pensamientos incohesionados
Son lágrimas de arena que a ningun lado van, casi no caen de los ojos pues se quedan pegadas, ejerciendo dolor, haciendo que salgan más lágrimas secas para que de nuevo se queden pegadas...es un círculo vicioso...¿Círculo de la vida? ¿Círculo de la muerte? El único círculo existente es el del dolor...la vida no vuelve, la muerte se queda...pero el dolor...es el único que juega. Viene y va según su antojo, siempre vuelve y nunca se queda eternamente.
--------------------------------------0----------------------------------
Inocencia, odiosa inocencia; sirviente fiel de su Señor el dolor, enamorada de la tristeza. ¿Alguna vez servirás al amor? ¿Alguna vez ayudarás a la alegría?Inocencia...las lágrimas inundan siempre tu rostro pues eres la perfecta marioneta, juegan contigo pero tú, inocente inocencia, no te das cuenta.Siempre tropiezas, tropiezas continuamente, pero sigues mostrando esa sonrisa inocente mientras te dejas manejar, inocencia.Rostro pálido de eternas lágrimas disimuladas con suaves sonrisas. Así te muestras, así eres, así me haces ser.
-----------------------------------0------------------------------------
Montruo autodestructor, ¿dónde te encuentras ahora? siempre buscándome en mis momentos de intervalos a la alegría y ahora, que necesito de tu oscuridad, ¿dónde te hallas?Déjame. Déjame sentir tu fuerza, tu odio, déjame ser cruel, mostrar esa demente sonrisa, déjame formar parte de ti, te doy mi alma, solo déjame disfrutar la oscuridad junto a ti, con tu protección.
----------------------------------0-----------------------------------
De la nada a la tristreza, de la tristeza al odio, al odio incoherente que no odia nada en particular y odia todo.
-----------------------------------0----------------------------------
Cantos de sirena, inexistente felicidad, absoluta inquietud, escasa alegria.Escritos que vuelan sobre mi cabeza, ideas o pensamientos que son inalcanzables.Susurros inaudibles, palabras sin sentido, recuerdos rebobinados, ausencia de memoria, hielo que quema, fuego que hiela.Problemas como nudos de cuerdas, cuerdas que atan a la víctima, víctima cegada.
no tengo mucho que decir...solo dejaré pensamientos incohesionados
Son lágrimas de arena que a ningun lado van, casi no caen de los ojos pues se quedan pegadas, ejerciendo dolor, haciendo que salgan más lágrimas secas para que de nuevo se queden pegadas...es un círculo vicioso...¿Círculo de la vida? ¿Círculo de la muerte? El único círculo existente es el del dolor...la vida no vuelve, la muerte se queda...pero el dolor...es el único que juega. Viene y va según su antojo, siempre vuelve y nunca se queda eternamente.
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Inocencia, odiosa inocencia; sirviente fiel de su Señor el dolor, enamorada de la tristeza. ¿Alguna vez servirás al amor? ¿Alguna vez ayudarás a la alegría?Inocencia...las lágrimas inundan siempre tu rostro pues eres la perfecta marioneta, juegan contigo pero tú, inocente inocencia, no te das cuenta.Siempre tropiezas, tropiezas continuamente, pero sigues mostrando esa sonrisa inocente mientras te dejas manejar, inocencia.Rostro pálido de eternas lágrimas disimuladas con suaves sonrisas. Así te muestras, así eres, así me haces ser.
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Montruo autodestructor, ¿dónde te encuentras ahora? siempre buscándome en mis momentos de intervalos a la alegría y ahora, que necesito de tu oscuridad, ¿dónde te hallas?Déjame. Déjame sentir tu fuerza, tu odio, déjame ser cruel, mostrar esa demente sonrisa, déjame formar parte de ti, te doy mi alma, solo déjame disfrutar la oscuridad junto a ti, con tu protección.
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De la nada a la tristreza, de la tristeza al odio, al odio incoherente que no odia nada en particular y odia todo.
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Cantos de sirena, inexistente felicidad, absoluta inquietud, escasa alegria.Escritos que vuelan sobre mi cabeza, ideas o pensamientos que son inalcanzables.Susurros inaudibles, palabras sin sentido, recuerdos rebobinados, ausencia de memoria, hielo que quema, fuego que hiela.Problemas como nudos de cuerdas, cuerdas que atan a la víctima, víctima cegada.
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