La trapecista miró hacia abajo. Estaba a varios metros del suelo y el ferviente publico rugía su apodo. Ntrophy tragó saliva y miró al frente. Ya estaba llegando el columpio. Se lanzó al aire,con los brazos abiertos y la mirada fija en la pequeña barra de metal.
Abajo, el gentío actuó como un único ser. Se guardó un silencio tenso tras coger una pequeña bocanada de aire, una exhalación. Todos los ojos como un único par, fijos en Ntrophy, la trapecista.
No había red de seguridad. Si no se agarraba la caída sería dolorosa cuanto menos y mortal en su quasi totalidad.
Pero ella no podía pensar en eso.
Todos esperaban que se aferrara a la barra. Aunque en verdad ella deseara bajar de las alturas. No importaba. Tenía que hacer lo que su publico deseaba que hiciera. Asi pues, se aferró a la barra del columpio y realizó varios ejercicios en el aire.
Se oyeron exclamaciones de sorpresa al ver las formas y fueron seguidas por un aplauso corto.
Allí, balanceandose y en las alturas, Ntrophy se sentó en el columpio.
¿Y si sorprendía al público con algo que jamás imaginarían que pudiera ocurrir?
Sonrió. Una sonrisa para sí misma, pues nadie más se iba a fijar. Solo era una marioneta. Por eso sonreía para si misma. Porque Ntrophy sabía que era de carne y hueso, vivía, y eso era lo único importante.
El público, connmocionado, observó en camara lenta como la trapecista se soltaba despacio los brazos. Pendía totalmente del sentido del equilibrio que pudiera tener. Todos volvieron a contener la respiración.
Al otro lado de unas cortinas, el dueño del circo observó entre la furia y el horror como Ntrophy
cambiaba el guión.
Mientras tanto, en las alturas, la muchacha fue arqueando la espalda hacia atrás. Perdería el equilibrio en cualquier momento. Quizá por eso alzó la pierna derecha colocandose casi totalmente en horizontal.
Cuando el aplauso volvió a surgir Ntrophy terminó de
girar hacia atrás, directa a una certera muerte.
Hubo gritos, caras espantadas y uñas clavadas en el
rostro por la angustia.
Ntrophy al fin era libre. El publico jamás olvidaría su actuación. El dueño la despidió al instante. No le importaba. Había demostrado ser capaz de cambiar los hilos del destino. Era fuerte. Estaba viva. ¿Había algo más importante?
Los periodicos publicaron durante semanas la extraña azaña. Esa caída debería haberla matado. Y sin embargo la trapecista había caido de cuclillas y se había levantado despacio, con elegancia, saludando al publico. Muchos sensacionalistas dijeron que todo era un montaje creado a proposito. Otros, mas escepticos, sembraron la duda sobre la verdad.
Solo Ntrophy sabía qué y por qué lo había hecho. Y nada más tenía importancia.
Algunos la vieron partir al alba, sonriendo mientras miraba al cielo justo cuando lo surcaban unos pájaros. "Ellos no son libres, estan condenados a hacer siempre lo mismo" dijo entonces. Solo hubo un testigo de sus extrañas palabras, alguien que las atesoró con el silencio.
domingo, 8 de agosto de 2010
sábado, 31 de julio de 2010
viernes, 30 de julio de 2010
El Fuego
-Es curioso.-dijo un espiritu.
-¿El qué?-murmuró otro.
-El fuego.-respondió el primero.
-¿Que tiene de curioso? Es un elemento peligroso. Solo lleva destrucción allá por donde pasa. Hay que tener mucho cuidado con él.
-¿Solo ves eso?
-¿A qué te refieres?
-Fíjate bien...-y el espiritu señaló un arbol que estaba siendo consumido por un fuego recien creado.
-Va a matar al árbol.
-No. Fíjate bien. El fuego solo intenta abarcar al árbol. Sus intentos de abrazarlos son vanos, puesto que al final todo lo que toque terminará en cenizas. Pero esa no es la intención del fuego. Es un elemento muy solitario...algo que él no se lo ha buscado. Intento acercarse a los demás elementos pero no hay nada que hacer. El final siempre es el mismo. El fuego, en su más aplastante soledad, no entiende por qué todo lo que intenta proteger y amar termina calcinado... Es muy duro. Y además, nadie le entiende. Todos lo ven como un elemento destructor. No quieren ver por qué actua de esa manera.
-Pero es normal... mata.
-Pero no es su intención.
-...
-¿El qué?-murmuró otro.
-El fuego.-respondió el primero.
-¿Que tiene de curioso? Es un elemento peligroso. Solo lleva destrucción allá por donde pasa. Hay que tener mucho cuidado con él.
-¿Solo ves eso?
-¿A qué te refieres?
-Fíjate bien...-y el espiritu señaló un arbol que estaba siendo consumido por un fuego recien creado.
-Va a matar al árbol.
-No. Fíjate bien. El fuego solo intenta abarcar al árbol. Sus intentos de abrazarlos son vanos, puesto que al final todo lo que toque terminará en cenizas. Pero esa no es la intención del fuego. Es un elemento muy solitario...algo que él no se lo ha buscado. Intento acercarse a los demás elementos pero no hay nada que hacer. El final siempre es el mismo. El fuego, en su más aplastante soledad, no entiende por qué todo lo que intenta proteger y amar termina calcinado... Es muy duro. Y además, nadie le entiende. Todos lo ven como un elemento destructor. No quieren ver por qué actua de esa manera.
-Pero es normal... mata.
-Pero no es su intención.
-...
La Florista
Vanesa era una chica normal dentro de una ciudad normal.
Cada mañana abría su pequeña tienda colocada en un callejón que daba a la Gran Vía. Como estaba medio escondida siempre colocaba varios jarrones llamativos haciendo un pequeño caminito hacia su tienda.
Tenía clientes habituales y algunos nuevos que solo acudían muy de vez en cuando.
Vanesa era feliz. Vendía flores. Y no podía evitar sonreir cuando alguien le pedía una ramo. No importaba si fuera grande o pequeño. El gesto le parecía hermoso, por eso compró la pequeña tiendita, para hacer una floristería con la que hacer feliz a la gente.
Solía acudir una niña pequeña. Compraba flores para su madre. Como no tenía mucho dinero siempre cogía una única flor. Pero su madre se alegraba de igual manera y poco a poco iba venciendo la enfermedad que la había dejado en cama.
También acudía un joven enamoradizo. Cada dos semanas se llevaba un ramo de diversas flores.
Varios ancianos se acercaban, no habían perdido el romanticismo y regalaban a sus parejas alguna que otra flor...y si su pareja estaba enterrada no importaba, llenaban la tumba de flores vivas y coloridas para darle un toque de vida a ese lugar, en memoria, porque jamás la olvidaría.
Vanesa sonreía siempre que les daba las flores. Pero a la hora de cerrar se daba cuenta que nadie le habia regalado a ella una flor.
Le parecía ironico que vendiese aquello que jamás habia recibido.
Pero eso no minaba las ganas de seguir haciendo feliz al cliente que viniera en busca de una pequeña sonrisa para su persona especial.
Cada mañana abría su pequeña tienda colocada en un callejón que daba a la Gran Vía. Como estaba medio escondida siempre colocaba varios jarrones llamativos haciendo un pequeño caminito hacia su tienda.
Tenía clientes habituales y algunos nuevos que solo acudían muy de vez en cuando.
Vanesa era feliz. Vendía flores. Y no podía evitar sonreir cuando alguien le pedía una ramo. No importaba si fuera grande o pequeño. El gesto le parecía hermoso, por eso compró la pequeña tiendita, para hacer una floristería con la que hacer feliz a la gente.
Solía acudir una niña pequeña. Compraba flores para su madre. Como no tenía mucho dinero siempre cogía una única flor. Pero su madre se alegraba de igual manera y poco a poco iba venciendo la enfermedad que la había dejado en cama.
También acudía un joven enamoradizo. Cada dos semanas se llevaba un ramo de diversas flores.
Varios ancianos se acercaban, no habían perdido el romanticismo y regalaban a sus parejas alguna que otra flor...y si su pareja estaba enterrada no importaba, llenaban la tumba de flores vivas y coloridas para darle un toque de vida a ese lugar, en memoria, porque jamás la olvidaría.
Vanesa sonreía siempre que les daba las flores. Pero a la hora de cerrar se daba cuenta que nadie le habia regalado a ella una flor.
Le parecía ironico que vendiese aquello que jamás habia recibido.
Pero eso no minaba las ganas de seguir haciendo feliz al cliente que viniera en busca de una pequeña sonrisa para su persona especial.
jueves, 22 de julio de 2010
El Reino
Nada parecía tener sentido. Mirase a donde mirase solo se podían ver sombras mal difuminadas. Todo era borroso, sin contorno. Mareante. Se podría calificar de extravagante, incluso de surreal de no ser porque era exactamente la realidad.
Todo su castillo de cristal había sucumbido, una vez más, con esos latidos rotos. Y ahora, sin los muros que protegían a la reina, la realidad se hacía cruelmente visible.
Se llevó la mano al pecho en un intento frustrado de coger aire. Pero solo había fuego. Solo podía respirar ácido. Un veneno que corría veloz por sus venas hasta colocarse bajo el esternón. El sitio predilecto para todo dolor emocional.
La reina se vio desamparada. No tenía nadie. Los pájaros con los que siempre contaba para hablarles de sus sueños habían huido al escuchar el derrumbamiento.
Su rey... su rey fantasmagórico la había abandonado. Nunca fue corporeo en su su palacio de cristal. Nunca pudo caminar con sus propios huesos.
Y los sirvientes, para que toda la aparente calma siguiera estable, se veían obligados a tejer mentiras cada vez más complejas.
La reina jamás sospechó nada.
Incluso había grietas en las paredes de su palacio. Pero bha, serán cosas de la edad. Pensaba ella. Cuan equivocada estaba. Tal vez no quisiera ver el inminente peligro al que estaba expuesta.
De nuevo, tras la catastrofe, la luz blanquecina que alumbraba su reino mutó antojandose roja, granate y con vetas negras. Pero esas vetas no eran colores surgidos por falta de luz. Eran sombras malignas. Esas que tan bien conocía.
Y cual serpientes la sombra fue zig-zagueando hasta dar con al reina. Se aferraron a su torax impidiendola respirar e introduciendose en ella, al hueco bajo el esternón, uniendose con el fuego envenenado.
La reina tosió intentandose liberar. Pero todo fue en vano.
Cuando se despertó pudo observar ante ella el Centro de su Reino, el llamado Gran Corazón. Siempre lo había recordado como una piedra brillante, luminosa y que incluso ofrecía calor y bienestar a quien lo tuviera cerca. No obstante ahora estaba tan cambiado que le costó identificar su amado objeto.
En esos momentos no era más que una pieza con alma de madera carmomida y agrietada. Carecía del color vivo. Únicamente lo vestía una chapa negra resquebrajada. Algo verde salía del interior del antiguo Gran Corazón. Era musgo y hongos. Una mezcla putrefacta ideal para algo no-vivo.
La reina se llevó las manos a la boca, atónita. No podía creerlo. Aquello que siempre había cuidado. Que siempre había amado. Aquello que tantas veces había reparado... ahora se encontraba en un estado peor que la muerte. El Gran Corazón padecía una enfermedad incurable. Y a cada latido de ese repugnante objeto, varias hondas oscuras surcaban lo que antes era su reino llenandolo de tristeza y desesperanza.
Aprisa, la reina fue en busca de toallas y agua. Pero tal vez ya fuera demasiado tarde...
Todo su castillo de cristal había sucumbido, una vez más, con esos latidos rotos. Y ahora, sin los muros que protegían a la reina, la realidad se hacía cruelmente visible.
Se llevó la mano al pecho en un intento frustrado de coger aire. Pero solo había fuego. Solo podía respirar ácido. Un veneno que corría veloz por sus venas hasta colocarse bajo el esternón. El sitio predilecto para todo dolor emocional.
La reina se vio desamparada. No tenía nadie. Los pájaros con los que siempre contaba para hablarles de sus sueños habían huido al escuchar el derrumbamiento.
Su rey... su rey fantasmagórico la había abandonado. Nunca fue corporeo en su su palacio de cristal. Nunca pudo caminar con sus propios huesos.
Y los sirvientes, para que toda la aparente calma siguiera estable, se veían obligados a tejer mentiras cada vez más complejas.
La reina jamás sospechó nada.
Incluso había grietas en las paredes de su palacio. Pero bha, serán cosas de la edad. Pensaba ella. Cuan equivocada estaba. Tal vez no quisiera ver el inminente peligro al que estaba expuesta.
De nuevo, tras la catastrofe, la luz blanquecina que alumbraba su reino mutó antojandose roja, granate y con vetas negras. Pero esas vetas no eran colores surgidos por falta de luz. Eran sombras malignas. Esas que tan bien conocía.
Y cual serpientes la sombra fue zig-zagueando hasta dar con al reina. Se aferraron a su torax impidiendola respirar e introduciendose en ella, al hueco bajo el esternón, uniendose con el fuego envenenado.
La reina tosió intentandose liberar. Pero todo fue en vano.
Cuando se despertó pudo observar ante ella el Centro de su Reino, el llamado Gran Corazón. Siempre lo había recordado como una piedra brillante, luminosa y que incluso ofrecía calor y bienestar a quien lo tuviera cerca. No obstante ahora estaba tan cambiado que le costó identificar su amado objeto.
En esos momentos no era más que una pieza con alma de madera carmomida y agrietada. Carecía del color vivo. Únicamente lo vestía una chapa negra resquebrajada. Algo verde salía del interior del antiguo Gran Corazón. Era musgo y hongos. Una mezcla putrefacta ideal para algo no-vivo.
La reina se llevó las manos a la boca, atónita. No podía creerlo. Aquello que siempre había cuidado. Que siempre había amado. Aquello que tantas veces había reparado... ahora se encontraba en un estado peor que la muerte. El Gran Corazón padecía una enfermedad incurable. Y a cada latido de ese repugnante objeto, varias hondas oscuras surcaban lo que antes era su reino llenandolo de tristeza y desesperanza.
Aprisa, la reina fue en busca de toallas y agua. Pero tal vez ya fuera demasiado tarde...
lunes, 7 de junio de 2010
Harta y Cansada
Un dia si y otro también. Las horas pasan y los segundos se mezclan.
Estoy harta, muy harta y cansada de tus falsos "lo siento". ¿Lo sientes? ¿De verdad? Entonces haz algo, cojones. Es muy facil quedarse quieto, joder a alguien y no decir nada mas que un "lo siento".
No me sirve esa frase. No me sirven tus escusas. Simplemente no lo vuelvas a hacer.
Que estoy cansada de esperarte. Cansada de que nunca avises. Cansada de ser siempre la última.
¿Cuantas veces te habré puesto por encima de todo? Ese, ese ha sido mi fallo.
Pero tranquilo, que jamás va a volver a ocurrir.
¿Tú? ¿Primero? De qué. No te lo mereces. ¿Me lees?
NO TE LO MERECES.
Y yo he sido tan....tan estupida de no haberme dado cuenta antes.
Que estoy mejor sin quebraderos de cabeza, joder. ¿Que quieres hablar? Chachi, cuando te de la gana, que yo no pienso andar mirando el movil. ¿Que quieres estar al msn? Ay lo siento, no puedo. No voy a estar pendiente de si entras o si sales.
Joder que lastima no haberme dado cuenta antes. ¿Tu no...? Pues yo tampoco. Igualdad de condiciones.
"Tira pa tu puta casa, dejame tranquila."
Estoy harta, muy harta y cansada de tus falsos "lo siento". ¿Lo sientes? ¿De verdad? Entonces haz algo, cojones. Es muy facil quedarse quieto, joder a alguien y no decir nada mas que un "lo siento".
No me sirve esa frase. No me sirven tus escusas. Simplemente no lo vuelvas a hacer.
Que estoy cansada de esperarte. Cansada de que nunca avises. Cansada de ser siempre la última.
¿Cuantas veces te habré puesto por encima de todo? Ese, ese ha sido mi fallo.
Pero tranquilo, que jamás va a volver a ocurrir.
¿Tú? ¿Primero? De qué. No te lo mereces. ¿Me lees?
NO TE LO MERECES.
Y yo he sido tan....tan estupida de no haberme dado cuenta antes.
Que estoy mejor sin quebraderos de cabeza, joder. ¿Que quieres hablar? Chachi, cuando te de la gana, que yo no pienso andar mirando el movil. ¿Que quieres estar al msn? Ay lo siento, no puedo. No voy a estar pendiente de si entras o si sales.
Joder que lastima no haberme dado cuenta antes. ¿Tu no...? Pues yo tampoco. Igualdad de condiciones.
"Tira pa tu puta casa, dejame tranquila."
domingo, 6 de junio de 2010
Arena Del Tiempo
Despertar de un sueño profundo y sin sentido. Y correr, correr sin lógica por varios caminos vertiginosos y escarpados dejando siempre de lado aquellos que parecen apacibles y sosegados.
Dejar que las ramas rasguen mis mejillas pero sin dejar de correr. La carrera no puede detenerse, es necesaria. Tal vez sea huir, o tal vez seguir aprisa mi presa que se me intenta escapar.
Me es indiferente, en ambas opciones se ha de correr. Una de las veces me tapo los ojos con una venda. Todo se vuelve oscuro y los sonidos se alzan como si antes no hubiera podido escucharlos.
Grillos, las ultimas golondrinas del anochecer, el vuelo de una gaviota buscando comida. La ria suena lejos, normal, no estoy cerca.
Oh, las estrellas brillan con fuerza. Pero estoy bajo ellas, solo las puedo admirar desde años luz. Lo bello siempre es inalcanzable.
Amigos que son arena. Amores inexistentes. El viento sopla de nuevo, no puede conmigo pero sí me arranca mi esencia trasporandola allá donde no es valorada. Aunque a decir verdad, aquí tampoco lo es.
Un saco de carne rellena de huesos y organos. ¿Dentro de la cabeza? Qué más da lo que haya, no hay quien se fije, no hay quien se interesa.
¿Nada para nadie? Entonces nada por nadie.
Nací siendo renegada. Crecí sin amigos. Llegué a la adolescencia (si alguna vez he pasado por ella) sorpotando el peso del peor bulling sufrido y siendo adulta sigo estando en esa "oscura" soledad. No, no me estoy quejando. Estoy reflejando el poder que tengo para soportar, para luchar y seguir adelante. ¿El ser humano necesita de otros para vivir? No todos.
Esas sonrisas, risas, alagos, falsas esperanzas. Hipócritas.
Y sin embargo en las noches de invierno grito al cielo en busca de un caluroso abrazo de alguien que sea capaz se observar como soy por dentro, como sufro por seguir luchando sin sentido contra marea. Alguien que logre valorarme.
No, no quiero oir la frase "si n te valoras tu nadie lo hará" porque es completamente falsa. Me valoré hace tiempo y no sucedió nada. Mi vida siguió igual.
Y de nuevo la noche vuelve a dejarme ver esa belleza inalcanzable. Las estrellas titilan como un corazón al palpitar. Hermosas. Lejanas. Transportadoras de mensajes secretos y codificados. ¿Tenéis la respuestas a mis preguntas?
Shh....silencio. Calla un momento y observa alrededor. ¿Qué ves? ¿Qué no ves? Hazte un favor a ti y a la humanidad y abre los ojos del alma. Aquel que insulta solo intenta no ser aplastado. Aquel que calla no es debil. Aquel que se esconde es por ser extremadamente bello. Aquel que se muestra es porque esconde algo.
La vida es un engaño y nosotros somos un experimento fallido y olvidado. Seres que se creen poderosos sin serlo. Seres que creen gobernar una tierra que no es suya. Seres que imponen leyes, matan a placer y se regocijan en el dolor ajeno. Seres que no merecen la felicidad. Por eso, nadie puede ser feliz mucho tiempo, porque no la merece.
¿Desesperanza? No. Existen humanos, pocos. El resto solo es gente.
...........0.............
No se si lo subí hace tiempo pero lo dudo. Ahí esta. Dicho queda.
Dejar que las ramas rasguen mis mejillas pero sin dejar de correr. La carrera no puede detenerse, es necesaria. Tal vez sea huir, o tal vez seguir aprisa mi presa que se me intenta escapar.
Me es indiferente, en ambas opciones se ha de correr. Una de las veces me tapo los ojos con una venda. Todo se vuelve oscuro y los sonidos se alzan como si antes no hubiera podido escucharlos.
Grillos, las ultimas golondrinas del anochecer, el vuelo de una gaviota buscando comida. La ria suena lejos, normal, no estoy cerca.
Oh, las estrellas brillan con fuerza. Pero estoy bajo ellas, solo las puedo admirar desde años luz. Lo bello siempre es inalcanzable.
Amigos que son arena. Amores inexistentes. El viento sopla de nuevo, no puede conmigo pero sí me arranca mi esencia trasporandola allá donde no es valorada. Aunque a decir verdad, aquí tampoco lo es.
Un saco de carne rellena de huesos y organos. ¿Dentro de la cabeza? Qué más da lo que haya, no hay quien se fije, no hay quien se interesa.
¿Nada para nadie? Entonces nada por nadie.
Nací siendo renegada. Crecí sin amigos. Llegué a la adolescencia (si alguna vez he pasado por ella) sorpotando el peso del peor bulling sufrido y siendo adulta sigo estando en esa "oscura" soledad. No, no me estoy quejando. Estoy reflejando el poder que tengo para soportar, para luchar y seguir adelante. ¿El ser humano necesita de otros para vivir? No todos.
Esas sonrisas, risas, alagos, falsas esperanzas. Hipócritas.
Y sin embargo en las noches de invierno grito al cielo en busca de un caluroso abrazo de alguien que sea capaz se observar como soy por dentro, como sufro por seguir luchando sin sentido contra marea. Alguien que logre valorarme.
No, no quiero oir la frase "si n te valoras tu nadie lo hará" porque es completamente falsa. Me valoré hace tiempo y no sucedió nada. Mi vida siguió igual.
Y de nuevo la noche vuelve a dejarme ver esa belleza inalcanzable. Las estrellas titilan como un corazón al palpitar. Hermosas. Lejanas. Transportadoras de mensajes secretos y codificados. ¿Tenéis la respuestas a mis preguntas?
Shh....silencio. Calla un momento y observa alrededor. ¿Qué ves? ¿Qué no ves? Hazte un favor a ti y a la humanidad y abre los ojos del alma. Aquel que insulta solo intenta no ser aplastado. Aquel que calla no es debil. Aquel que se esconde es por ser extremadamente bello. Aquel que se muestra es porque esconde algo.
La vida es un engaño y nosotros somos un experimento fallido y olvidado. Seres que se creen poderosos sin serlo. Seres que creen gobernar una tierra que no es suya. Seres que imponen leyes, matan a placer y se regocijan en el dolor ajeno. Seres que no merecen la felicidad. Por eso, nadie puede ser feliz mucho tiempo, porque no la merece.
¿Desesperanza? No. Existen humanos, pocos. El resto solo es gente.
...........0.............
No se si lo subí hace tiempo pero lo dudo. Ahí esta. Dicho queda.
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