miércoles, 26 de marzo de 2008

Cuento sin Nombre

Prefacio

Aquellos ojos rojos inquietaban a la pequeña. Sabía que quería algo pero no sabía el que. El ser volvió a preguntar lo mismo con esa voz tranquilizadora. La niña siguió allí delante de él sin saber que responder. Los ojos rojos volvieron a hacer el mismo recorrido estremeciendo a la niña.
-No tienes porqué temerme…dijo sonriendo como siempre lo hacía...
Un ulular nocturno llamó la atención de la pequeña. Se dio media vuelta y empezó a caminar con rapidez.

Comienzo...

Desde hacía bastante tiempo estaba paseando por la habitación. Sabía que estaría allí, esperando, como cada noche. Pero… ¿debía ir? Su curiosidad era muy fuerte, pero sabía que podía ser peligroso. Se acercó a la ventana. Descorrió las cortinas celestes. Los rayos de la luna iluminaron la habitación. Se asomó y creyó ver una sombra que la observaba. Se escondió tras la cortina y desde allí oteó el bosque. Todo parecía estar tranquilo.
-Quizá… si me doy prisa… no se den cuenta.-susurró para sí misma.
Corrió hacia su cama. Cogió su bata blanca y empezó a buscar algo entre las sábanas. -Aquí estas.-dijo sacando un osito de peluche. Se cubrió con la bata y apretó con fuerza entre sus brazos al peluche. Con mucho cuidado abrió la puerta y salió al frío pasillo de la mansión. Las luces estaban apagadas pero en su lugar habían encendido unas antorchas que hacían extravagantes sombras. Corrió sin hacer el menor ruido hasta llegar a la gran puerta que daba paso al jardín. A lo alto había un pestillo cerrando la puerta. Estaba demasiado alto para ella. Buscó con ansiedad una silla. Tendría que ir hasta la cocina a por una. Dejó el osito en el suelo. Corrió por el pasillo y entro en una habitación situada a la derecha. Sus ojos tardaron en acostumbrase a la oscuridad. Empezó a caminar con los brazos extendidos hasta que sus manos tocaron la pata de una mesa. Podía distinguir el contorno de una silla. La intentó coger, pero era demasiado pesada para ella. Cogió las dos patas traseras de la silla y la arrastró. Un chirriante ruido resonó en la cocina. Ella miró con pánico al pasillo. Sus latidos se aceleraban rápidamente mientras deseaba que nadie la hubiese oído. Durante bastante tiempo solo pudo oír los rápidos tambores de su corazón. Se armó de valor y volvió a agarrar la silla por las patas traseras. Llegó hasta la gran puerta con dificultad. Acercó la silla a la entrada. Se subió a su acolchado cojín y se puso de puntillas. Sus pequeños dedos rozaban la bola en la que terminaba el pestillo. De repente oyó unos ruidos detrás de ella. Se quedó en silencio. Casi no respiraba. Con el rostro pálido se dio lentamente la vuelta… Las antorchas dibujaban la sombra de algo que se acercaba por el pasillo. Ella se llevó una mano a la frente y se secó las gotas de sudor que empezaban a resbalar. Muy lentamente cogió aire por la boca mientras intentaba descubrir quien se acercaba. Los sonidos de pasos se hacían más claros. De repente oyó algo extraño. Frunció el ceño y esperó sentada. Mixu, el gato de la familia hizo su aparición por la esquina del pasillo. El cascabel que llevaba como collar le había delatado. Ella volvió a ponerse de puntillas y haciendo un gran esfuerzo agarró la bola del pestillo. Tiró con fuerza hacia abajo y la puerta se abrió sin hacer ruido. Apartó la silla, se cerró la bata y abrazó con fuerza al osito. La puerta apenas se había abierto, pero aun así pudo pasar de lado. Las damas de noche desprendían su singular olor. A la vez, las estatuas de mármol parecían jugar con las aguas de las fuentes y estanques. Bajó las escaleras y giró hacia la izquierda donde había un pasillo con arcos por donde colgaban las madreselvas. Cruzó el corredor jugando con las flores que podía atrapar. Pronto llegó al lindero del bosque. Intentó vislumbrar algo entre los árboles. Se metió un poco en el bosque y echó un último vistazo a la mansión. Mixu la esperaba desde las escaleras. Ella apretó con fuerza al peluche y se adentró. Pronto se acostumbro a la poca luz que pasaba entre las ramas. De repente aparecieron dos caminos ante ella. Uno de ellos seguía en línea recta mientras que el otro se curvaba hacia de la derecha. Siguió andando por el camino recto. No pasó mucho tiempo desde que había empezado el sendero cuando lo vio. A un lado del camino, donde no había árboles, estaba el ser. Ella se acercó y se quedó delante de él observándolo.
-Buenas noches pequeña.-dijo él sonriendo como lo hacia habitualmente.
Ella no dijo nada. El frío viento de la noche sopló. La pequeña notó cómo su piel se quejaba.
-¿Tienes frío?-preguntó él sin dejar de sonreír.
La pequeña negó y apretó su osito entre sus brazos y su cara. El ser se sentó en una piedra y se limitó a observarla. Ella avanzó hacia él con temor pero segura.
-¿Qué haces aquí a estas horas de la noche?... Tus padres deben de estar preocupados…-seguía sonriendo.
-Ya sabes que no tengo padres.-susurró con enfado la niña mirando al suelo.
-Es verdad, se me había olvidado…-soltó una risotada y sonrió enseñando sus blancos dientes.
-¿Y tú? ¿Qué haces aquí?-preguntó con descaro la pequeña.
El ser la observó complaciente.
-¿Has visto que noche más hermosa hace…?-dijo desviando la conversación.
La niña frunció el ceño pero miró al cielo. Las estrellas brillaban y algunas nubes borraban la luna mientras que los rayos de ésta las iluminaban. La pequeña volvió a mirar al ser. Se dio cuenta de que él no había hecho el menor caso al cielo sino que la había estado observando. El negro y liso cabello del ser le tapaba los ojos. La niña se sentó e intento mirárselos. Él sonrió y acercó su cara a la de al niña. Entonces los pudo ver con más claridad. Entre los negros mechones se escondían unos rojos y brillantes ojos. Aquellos ojos inquietaban a la pequeña. Sabía que quería algo pero desconocía el qué. De repente sintió un escalofrío en su cuello. Cerró los ojos medio adormilada.
-Deberías irte a dormir….es muy tarde para ti.-susurró.
-No tengo sueño…-dijo todavía con los ojos cerrados.
El ser la miró con ternura y acarició sus rizos. Ella abrió lentamente los ojos.
-¿Vendrás mañana?-preguntó la niña.
Él solo sonrió mientras la cogía en brazos. La pequeña se acomodó entre los brazos y se durmió escuchando sus pausados latidos. Mientras, él había llegado a las escaleras de la entrada a la mansión. Mixu empezó a bufarle.
-Shh….-dijo él. El gato se sentó y observó al intruso.
Cuando llegó a la habitación de la pequeña, la acostó en la cama y la tapó. Cerró con mucho cuidado la puerta y se dirigió a la silla de la entrada. La cogió y la colocó en la cocina. Después se fue cerrando la puerta sin poner el pestillo. El gato saltó a la ventana y observó cómo se marchaba el intruso.
Hacía tiempo que el sol se había instalado en el cielo. Pero la claridad de la habitación no había despertado a la pequeña. El picaporte giró suavemente abriéndose la puerta. Una criada de tristes ojos entró en el dormitorio.
-Señorita Sofía…-susurró agarrando el hombro a la pequeña. La niña abrió lentamente los ojos.-Es hora de levantarse.
-Un poco más.-se quejó Sofía dando la espalda a la criada.
-Si dormís más llegaréis tarde a la iglesia y vuestra tía se enfadará.-la criada destapó a la niña.
-No…-cerró con fuerza los ojos y agarrando la sábana se volvió a tapar.
Mientras tanto su tía, Estefanía, la esperaba impaciente en las escaleras que ascendían a la iglesia.


-¿Otra vez tarde?-preguntó el cura.
-Si…-respondió ella consultando su reloj.
-Esta vez no retrasaremos la misa, Estefanía…
-Lo entiendo, esta bien.-asintió y volvió a consultar su reloj.


-Dese prisa señorita.-apremió la criada.
De repente se abrió la puerta del dormitorio. Su tío, Gabriel, acababa de entrar furioso.
-¿Qué horas son estas?-se acercó a la pequeña y le dio un azote.
-¡Ay!-se quejó tapándose el trasero. Corrió hacia su armario y se escondió tras la puerta. Entre tanto, la criada intentaba sacar el vestido de los domingos.
-Aparta.-espetó a la criada. Sacó con brusquedad el vestido y lo tiró encima de la cama desecha.-Póntelo deprisa.-dijo mientras se dirigía la puerta.-Te quiero ver en cinco minutos en la iglesia.
-Dese prisa señorita.-repitió la criada.-Póngase el vestido mientras yo la peino.
Sofía obedeció vistiéndose lo más rápido que pudo.
-Corra al baño, señorita.-la niña corrió al baño mientras la criada cogía horquillas y lazos violetas. Cuando llegó el grifo estaba abierto y Sofía esperaba sentada en una pequeña banqueta. La criada mojó el peine en el agua y empezó a desenredar los rizos. Cogió un par de horquillas, las abrió y las sujetó con la boca mientras hacía tirabuzones en el flequillo de la niña. Después empezó a hacer un moño pequeño al lado izquierdo de la cabeza. Usó las dos horquillas que sujetaba con la boca y siguió añadiendo más hasta afianzar el pelo. Luego, hizo lo mismo en el otro lado de la cabeza. Fue a coger un lazo violeta cuando las campanadas de la iglesia la sobresaltaron. Sofía recogió el lazo del suelo y se lo dio a la criada quien lo cogió con manos temblorosas. Antes de que terminaran las campanadas la pequeña salía de la mansión corriendo.
Estefanía saludaba a las personas que llegaban tarde con una amplia sonrisa mientras los nervios se apoderaban de ella. A lo lejos pudo distinguir la pequeña silueta de Sofía corriendo.

4 comentarios:

Delerium dijo...

^^U un par de cosillas...

si, son parrafos interminables, lo siento Trev, pero no se como cambiarlo para que se lea mejor ^^U

Dos..seh, no tiene titulo, asike si me haceis el favor de sugerirme...mientras vais leyendo la historia y tal...^^U

gracias lectores :D

Tréveron dijo...

necesitaremos mas material para ponerle un titulo decente, ninia 'nn

Y esto ya me lo habia leido yo, jopetas!!

(diox, "jopetas", que terriblemente cursi...)

y vergüenza deberia darte hacer spam en mi blog!!! xDDDDDD

Delerium dijo...

jaajajaj se sienteee, necesito gente ke me lea :D

ademas, no es spam, es..mm...informacion ^^

y joer, claro que lo has leido tio! como sino la gente se va a enterar de nada si no lee el principio?!?! si eske...muchos cuentos, mucha historia y despues demuestras ke cerebro no hay

muajajja cada vez estoy mas cerca de dominar el mundo!!!

Tréveron dijo...

je je.... cerebro...