miércoles, 17 de diciembre de 2008

Un momento de libertad o desnudez

Al fin, después de tantos meses he vuelto a sacar mi teclado. Cómo lo echaba de menos… He cerrado los ojos y colocado las yemas sobre las teclas. Despacio, sin prisa, he ido presionando alguna que otra; primero blancas intercalando alguna negra… La verdad, nunca he sabido cómo se llaman… ni tampoco sé de solfeo… Me basto de mi oído para sacar las melodías que me interesan. Quizá por ello sea más lenta que cualquier pianista “normal”.

Me gusta soñar con un gran piano de cola, negro y brillante, alumbrado por unos focos; una gran sala y un escenario donde está colocado... y yo frente a él. Me siento mientras el público espera en silencio. Y toco. Toda la noche. Toco notas diversas mostrando en una melodía irrepetible mi estado de ánimo.

Ser libre. Cerrar los ojos y dejar que mi alma fluya. Sin importarme la reacción de los demás. Sin importar que dirán o pensarán.

A veces hasta sueño con tener una voz que haga sentir paz en el interior de cada ser. Sí, me gusta cantar. Sí, canto… pero solo cuando no hay nadie a mí alrededor… o como mucho, cuando solo hay animales. Patético, ¿verdad? Pero que le voy a hacer, soy demasiado tímida, o tengo demasiado sentido del ridículo.

Quizá quiera ser como la Luna: brillante, dando luz a quien la quiera, alumbrándole…pero solitaria, sin haber nadie para ella. Es un poco triste, creo. A lo mejor el amor de Luna es Sol… tan distintos y tan alejados… quién sabe. Al fin y al cabo para mantener sano al árbol de la vida se necesitan cosas tan distintas como el sol y la lluvia… quizá sean perfectos el uno para el otro.

2 comentarios:

JJ dijo...

me gustaria oirte tocar o cantar, o cantar y tocar a la vez.

Delerium dijo...

hum... si me tapas los ojos con una venda lo hago

la cuestion es que yo no vea que hay alguien cerca ^.^U

patetico