domingo, 25 de enero de 2009

Caperucita Roja II

Antes de que pudiera reaccionar a ese sonido algo la agarró por detrás. Un brazo rodeó su cintura agarrando su cadera izquierda mientras el otro se mantuvo quieto en el hombro del mismo lugar. El ser hundió el rostro entre el cabello de la muchacha bajando un momento a su cuello, deleitándose con el aroma que ella desprendía. Emitió un leve suspiro de aprobación y apoyó el peso de la muchacha contra él. Ella sintió el calor que desprendía aquello. Era cálido, de complexión fuerte, casi parecía protector al rodearla de esa manera. ¿O era tal vez que reclamaba lo suyo? Fuera lo que fuese, se encontraba bien a pesar del terror sentido hacía escasos segundos. Sentía algo diferente, como si le conociera, quizas un sueño de sus noches plácidas o tal vez un recuerdo olvidado; no importaba, le conocía.

Al poco notó algo húmedo, caliente y blando aplastando su nuca. ¡Demonios! ¿La estaba lamiendo? El ser volvió a emitir un gruñido bien parecido a un ronroneo. Lentamente mordisqueó el cuello de la chica mientras iba deslizando sin prisa la mano que agarraba el hombro hasta su pecho derecho encontrándose completamente rodeada por sus brazos. Metió bajo la camisa la mano que agarraba su cadera acariciándole despacio la tripa. La chica no pudo evitar removerse un poco debido a las cosquillas placenteras que surgían como consecuencia. La mano que agarraba su pecho se movió despacio rasgando con las garras la camisa con una facilidad que hacía temblar a la chica al pensar en qué pasaría si esas garras acariciaran su piel. Varios girones de tela roja cayeron al suelo dejándola casi completamente desnuda de no ser por una manga que se resistía de ser arrancada del cuello de la camiseta y el sujetador. Sus pechos ascendían y descendían presos de la agitada respiración que la muchacha estaba llevando a cabo. El ser no pudo soportar más ver como su fruto deseado se movía de esa manera y lo quiso poseer. Agarró con ambas manos sus senos intentando averiguar qué demonios era aquello que encerraba lo deseado y no le dejaba gozar de ello directamente. Emitió un gruñido de enfado y abrazó a la chiquilla con fuerza. Si aquello la aprisionaba, él lo haría más. Observando mientras la mantenía entre sus brazos logró ver el tirante negro de la prenda. Sonrió con malicia y tiró con fuerza… pero no obtuvo el resultado deseado. Gruñó de nuevo con más fuerza, salvaje, hastiado de no lograr aquello que anhelaba con facilidad. Tanteó con los dedos los aros del sujetador y metió un dedo de cada mano tirando con fuerza hasta lograr romper la tela. Sin ningún cuidado estiró hasta separarlo del cuerpo de la mujer lanzándolo lejos.

Ese lado salvaje, esa ansia y necesidad de ella excitaba a la muchacha quien se había mantenido en silencio y sin moverse en todo momento. El ser parecía estar de nuevo satisfecho con lo que ella le ofrecía y paseó el dedo corazón por el canalillo sin acariciar ni siquiera el comienzo de sus pechos. Esto desesperaba a la chica deseosa de ser acariciada y él lo sabía. Sonrió ante la reacción de la muchacha y se centró de nuevo en su cintura, su tripa, sus caderas… mientras hundía una vez más el rostro en su cabello. Aspiró profundamente su aroma mientras desviaba las caricias hacia sus senos hasta que ninguno de los dos aguantó más. La giró deprisa pero sin brusquedad apoyando la espalda de ella en el tronco. El depredador admiró a su presa mientras ésta se daba cuenta de que estaba ante un hombre. No era un ser, ni un animal, ni nada… era un humano. Se volvió a llamar estúpida por creer lo contrario durante todo ese tiempo y extendió despacio los brazos para rodearle con un cálido abrazo. Con lentitud se juntó a su cuerpo notando su excitación a la perfección entre sus piernas. Le besó por el cuello mientras él acariciaba la espalda desnuda de ella y terminó por besar sus labios. Faltó tiempo para que ambas lenguas se encontraran saboreándose mutuamente, queriendo saber de la elasticidad, suavidad y calidez en un baile interminable. Con lentitud el hombre subió una mano hacia su pecho amasándolo, agarrándolo con algo de fuerza y apretando el pezón entre sus dedos anular y corazón hasta endurecerlo completamente. Ella sabía que él podía notar la hinchazón de sus pechos por el deseo de pasión que el encendía, sabía que su calor era más que evidente. El hombre sonrió y colocó una pierna entre los muslos de ella rozando constantemente la rodilla contra su sexo. La chica suspiró entrecerrando los ojos y para evitar jadear le volvió a besar salvaje.

1 comentario:

JJ dijo...

curios, coo terminara?
Se casaran, lo conocera....


La cuestion es, que me encanta.

a ver como termina